Aún recuerdo mi primera experiencia de buceo con equipo autónomo en

El Caribe... el jacket, el regulador, la botella a la espalda, el vaivén del barco, la máscara, las aletas... ¡No olvides compensar los oidos...y al agua!  Las primeras burbujas se llevaron las cosquillas del estómago, y allí estaba, respirando bajo el mar, descubriendo sus fondos, moviéndome en cualquier dirección y sin necesidad de salir a la superficie cuando estaba contemplando lo mejor ¡por fin!

Hace más de quince años de eso y aún me veo en cada persona a la que enseño a bucear, desde 2011, en Malta y España. 

Disfruto la misma sensación al compartir experiencias con otros buceadores titulados, a quienes muestro nuevos puntos de inmersión en Cádiz, o con los que se animan a continuar su progreso en niveles avanzados de buceo, aprender técnicas de búsqueda, recuperación y rescate, e incluso comenzar carrera profesional en el mundo del buceo.